jueves, 29 de noviembre de 2012

Métodos y manías de los escritores

Hace poco tiempo, Natalia Cárdenas, una de mis compañeras escritoras, me propuso colaborar en la revista digital Culturamas, un espacio de sobra conocido por todos. Por supuesto accedí encantada y desde aquí vuelvo a darle las gracias por esa gran oportunidad.
Mi primer post fue sobre la cada vez más relevante aportación  de los blogs de literatura en el mundo editorial y su importancia a la hora de medir el éxito o fracaso de una novela.
Os dejo el enlace para los que queráis aportar vuestro granito de arena:

http://blogs.culturamas.es/galaromani/2012/11/28/en-el-mundo-literario-el-blog-es-el-rey/

Pues bien, ayer mismo, tras ver unos cuantos comentarios en Twitter que afirmaban que la mejor forma de escribir era ponerse un horario, y otros, que por el contrario decían que lo mejor es dejarse llevar por las musas en su momento, he decidido reflexionar sobre ese tema en mi próximo post.
Mis preguntas de hoy son: ¿Cuál es tu método para escribir? ¿Es necesario realmente hacerlo todos los días o por el contrario es mejor rendirse a la inspiración solo en el momento en que aparece?
Me interesa mucho vuestra opinión para poder hacer un comentario en condiciones que refleje la mayor cantidad posible de métodos y manías a los que recurrimos los escritores.
Gracias por anticipado por vuestra aportación, prometo mandar un enlace a todos los que comentéis aquí y me gustaría tener vuestro permiso para poder nombraros a vosotros y recomendar vuestros libros en el comentario, pero si alguien se siente incómodo con la idea no tiene más que hacérmelo saber por aquí o en un mensaje privado en Twitter o Facebook.

15 comentarios:

Unknown dijo...

Hola, soy Eduardo Perellón. Tengo una novela publicada y otra en el horno, y mi experiencia está clara: aunque mil veces me propongo un horario, descubro que éste no sirve de nada si "las musas han pasado de mí", que diría Serrat.
Entonces, de repente, hago, veo o escucho algo y una catarata de inspiración me inunda. Por eso siempre llevo encima algunas hojas de papel y un bolígrafo, porque uno no sabe dónde ni cuándo ocurrirá.
Al final lo que cuenta es el resultado y queda para el anecdotario personal aquellas cosas que contribuyeron a la creación de tal o cual escena, arrancando una sonrisa cuando se recuerdan.

Íñigo dijo...

Hola Gala.
En mi caso, suelo pasar por tres etapas, aunque a veces se confunden:
1. Cuando ya tengo claro más o menos qué tipo de historia voy a escribir, dejo que mi mente viaje durante unas semanas: que los personajes hablan por sí mismos, que las historias entre ellos se empiecen a construir hasta que empiezo a ver LA HISTORIA que se teje entre ellos.
2. Voy tomando notas sobre la trama y sus biografías: datos y más datos hasta dar con una primera aproximación a todo lo que sucede en la historia.
3. Me pongo a escribir, capítulo a capítulo.

Espero que sirva.
Un abrazo y enhorabuena.

Curufhinwe dijo...

Hola Gala. Pues yo simplemente me siento y escribo. No espero la inspiracion ni me pongo a pensar en cosas. Ni horarios, simplemente me siento y le doy al taco y no hay mas. Como decia picasso: Si llega la inspiracion que nos coja trabajando.

Emilio Tejera dijo...

Hola, Gala, gracias por invitarme a participar en este post. Bueno, para quien no me conozca, me presento, y creo que la forma más rápida de hacerlo es enlazaros a mi blog (http://emilio-tejera.blogspot.com/), y en cuanto a métodos, manías y demás, me figuro que en este sentido creo mucho en las palabras de Flaubert acerca de que "uno no escoge las historias que cuenta, ellas te elien a ti"; y eso también vale para el momento en que las escribes. Hay veces que tienes una idea en la cabeza, y o bien se olvida, o bien se madura lentamente durante años, y un día te da la sensación de "ya está, ahora toca escribirse", y te pones. Hay historias que son muy sencillas de poner sobre el papel y sabes perfectamente qué viene ahora y qué después, y por tanto cada vez que te pones puedes adelantar un par de párrafos. En otras, en cambio, hay momentos en que dices "no sé adónde va esta escena", dejas que ella te indique por dónde has de seguir, y te quedas parado esperando porque, si no sabes cómo termina ésta, a pesar de que sepas por dónde va a seguir el resto de la trama, entonces no puedes continuar porque no estás viviendo lo mismo que los personajes (a veces necesitas caminar con ellos en cada paso y otras, en cambio, puedes desconectarte hacia el pasado o el futuro con la mayor facilidad).
En mi caso particular lo que suele ocurrir es que tengo que tener muy claro y haberle dado muchas vueltas al episodio/capítulo/momento que toca escribir a continuación, y sólo entonces me pongo. Por ello procuro estar escribiendo varias cosas a la vez, para, si me quedo atascado en una, poder continuar en otras. Y estos periodos para pensar requieren mucho tiempo libre, introspección y demás, con lo cual suele ocurrir que (absorbidos por la vorágine de la vida diaria) durante los períodos de intenso trabajo no literario la imaginación se estanca, y es en cambio tras dos semanas de descanso cuando empieza a fluir y a borbotear a toda velocidad. El problema es entonces que las vacaciones se acaben y tengas que volver al cruel mundo real, momento que suele verse acompañado de horas tomadas a la noche para conseguir redactar aquello que el corazón te pide que tienes que escribir, ¡ya mismo! Y luego aparte, por supuesto, como en la música, cuenta el estado de ánimo: algunos días prefieres ponerte con algo más cómico, otros en cambio prefieres "escuchar un blues"...
Supongo que hay tantas maneras de escribir como escritores. No sé cuál de los franceses del siglo XIX (creo que Zola) tenía bien claro dónde lo dejaba y lo empezaba cada día. Creo que Terry Pratchett se obligaba a escribir 500 palabras por noche y, como una jornada terminó una novela pero le sobraban palabras, empezó inmediatamente otra. Y tenemos el curioso caso de Philip K. Dick, que creo que sólo tiene dos historias escritas en ausencia del influjo de las drogas: creo que las más desconocidas, lo cual no es precisamente un aliciente para dejarlo.

Dalicia dijo...

Yo no soy escritora, nada más que una humilde bloggera desde hace muchos años.

Por si mi "opinión" puede servir de algo, comentar que hace tiempo me ponía fechas, horarios que cumplir. Quería publicar en el blog al menos tantos días a la semana. Y me sentaba, y cuanto más dejaba la mente en blanco, o forzaba... menos salía.
Ahora escribo cuando me apetece", o cuando les apetece a las musas, y es curioso escribo más.
A lo mejor no soy buen ejemplo, pq no puedo tirarme horas y horas escribiendo. O me sale, o no me sale :p
Supongo que por eso lo que escribo es cortito, microrrelatos les llaman por ahi, creo.

Bueno, un besito, que me estoy extendiendo demasiado.

bss!!

Lorea Garcia dijo...

Hola Gala: Soy Lorea autora de Oscuridad, Retorno desde Rangún. En estos momentos tengo la segunda parte en el horno y a punto de salir. Desde mi punto de vista el escribir es como la letra de cada uno, cada cual tiene su propio estilo. Supongo que en mi caso lo que mejor me ha funcionado hasta ahora ha sido cuando mi musa me toca la puerta para avisarme de que ha llegado, y esos son los momentos en los que cojo mi cuaderno negro de pastas duras, me calzo bien los cascos, música a tope y comienzan a brotar las palabras mezclandose unas con otras hasta que consigo mi parrafo. Nunca fuerzo la situación, si sale bien y si no cierro el cuaderno y otra vez será. Me resulta frustrante ver la página en blanco y no conseguir que fluyan las palabras. No sé si es lo más adecuado, pero es lo que a mí me funciona, que a fin de cuentas es lo que vale.

Ismael González dijo...

En mi caso lo primero es la historia. Nada definitivo, por supuesto. Con algo más o menos sólido ya puede uno sentarse a escribir. Página a página la idea inicial se dedica a cambiar, a transformarse.
La mayor parte de la mañana es tiempo invertido en darle al teclado. La tarde se va en otras cosas: mirar al cielo, leer, emparejar los calcetines...
Por mi anterior y única experiencia sé que me tomo con mucha calma los primeros capítulos, pero también sé que a mitad de la novela aumento el ritmo de forma exponencial.
Seis días de escritura y uno de descanso total. Siempre.

¡Un saludo!

Emilio Tejera dijo...

Hay una cosa en la que coincido parcialmente con Ismael: la última parte de cada escrito se acelera de manera vertiginosa. Hay cosas que no puedes dejar a medias.

Javier López-Gomis dijo...

Hola Gala.

Yo no tengo un método claro a la hora de escribir. Generalmente no me pongo un horario. Pero normalmente me vienen a visitar las musas todos los días.
Así que supongo que soy de los que se deja llevar por un impulso. en ese momento necesito dejarlo plasmado. Una vez plasmada esa idea primigenia, puedo volver a ella con más organización...

J.L. Galán dijo...

Buenas. Yo me conformo con tener tiempo para escribir. Bastante difícil es sacar ese rato como para restringirme más aún. Eso sí, si me pongo siempre hago que salga algo aunque sólo sean dos frases (Por suerte suele ser más).
Manías pocas. Últimamente necesito silencio, pero las horas a las que suelo escribir son así, suele ser de noche.
Y poco más la verdad, no soy muy maniático; creo.

Espero que te sirva.
Besos.

Emilio dijo...

Buenas,

mi método es el peor de todos. Es tener permanentemente el ordenador, o algo donde escribir, encendido, o abierto, y, según se me vayan ocurriendo cosas escribirlas. Después, al día siguiente, miro las notas tomadas y las doy forma. Me paro, tomo un té. Sigo. Me paro, veo un rato la tele. Sigo. Me paro, voy a dar un paseo. Sigo. Así, hasta que voy a buscar a mi hijo al colegio. Momento desde el cuál, no hay Dios que escriba, pero sigo con el ordenador, libreta, o lo que sea, abierto para las notas. Porque de memoria ando escaso.

Saludos a todos.
El anarcoviguero.
Emilio

Anónimo dijo...

Lo cierto es que no tengo ninguna manía y no sigo ningún método concreto.
Me gusta trabajar mucho la historia antes de escribirla físicamente, le doy muchas vueltas a la trama y los nudos argumentativos mientras me voy documentando. Intento ser eficiente y espero hasta tener las ideas claras antes de mecanografiar la historia.
Si puedo escribo con la pipa encendida y me encanta hacerlo en casa, junto a la chimenea, lo malo es que viajo mucho y no siempre puedo hacerlo en casa.
Un saludo.
Francisco Narla.

Eric dijo...

Bueno, yo no tengo ningún libro publicado, todo lo que escribo es en blog, y ahí si que tengo varios libros escritos. Yo sinceramente utilizo el poco tiempo que tengo entre clase y clase y los recreos para escribir, y al llegar a casa escribo todos los días. No espero que me llegue la musa, ni me pongo unos horarios, simplemente escribo hasta que me duelen las manos o hasta que tengo que irme. Mientras no escribo, en mi mente la historia se va creando, me pierdo en mi imaginación, y como tengo buena memoria recuerdo todo lo que sucede en la historia y lo que dicen los personajes. La verdad, nunca he tenido en si eso de la ''inspiración'', siempre he sido capaz de escribir sobre cualquier cosa en cualquier momento, y gracias ha eso he quedado segunda en un certamen de mi instituto y en uno de la Mancomundiad de la sierra de guadarrama, sobre violencia de genero, y aunque sea poco, tampoco es que me haya presentado nunca a nada más, solo a esos dos. Bueno, un saludo!

Lorenzo dijo...

Gala, Galita, Gala. La gente escribe mucho al respecto pero yo no me veo capaz xD
Simplemente, se me ocurre algo y lo escribo, como buen romántico, además suelo pasar de corregirlo porque lo acabo estropeando. Así que no, las "musas" no existen pero hay que dejar llevarse por ellas o se acaba siendo un escritor más entre el montón porque pierdes tu originalidad.
Hasta ahí, no sé si me habré expresado bien pero bueno xD

Vanessa dijo...

Hola, Gala. Un interesante tema, desde luego. En mi caso, debo diferenciar entre la poesía y la prosa. La escritura de la primera me toma por sorpresa, a traición y no hay forma de ponerle un horario o un método. Lo intenté durante una temporada y fue en vano. Sin embargo, la inspiración me ha atrapado en los lugares más insospechados: en el coche, en una cafetería con los amigos, en mitad de un concierto. Si eso me sucede y no tengo ninguna libreta a mano para apuntar, lo hago en el móvil. Eso sí, para después pulirla sí que soy metódica.
Con respecto a la prosa soy más ordenada. Tomo apuntes de personajes, trama, ambientación y otros detalles y dedico al menos un rato todos los días para escribir o corregir, aunque es cierto que no siempre puedo dedicarle el tiempo que me gustaría. No tengo experiencia en novela, solo en relatos, pero pienso que lo conduciré de igual modo.
Un saludo a todos.